El ser humano, en su búsqueda incesante de gratificación y placer, desde la antigüedad ha utilizado diversas sustancias. Antes de las primeras civilizaciones ya hay pruebas de que el hombre conocía los efectos de algunas plantas como la adormidera del opio. En todas las civilizaciones, desde la asiria hasta la actual del S.XXI, el ser humano ha consumido todo tipo de drogas, con distintos fines: religiosos, rituales, medicinales, hábitos, distracción, placer, etc.
Todas las sustancias adictivas tienen en común su capacidad de provocar un aumento de los niveles de dopamina sobretodo en una estructura cerebral denominada núcleo accumbens, ya sea de manera directa (cocaina, anfetamina) o indirecta (opiáceos,cannabis, alcohol, nicotina). El sistema dopaminérgico de la recompensa está constituido por vías cuyo neurotransmisor es la dopamina y se libera desde neuronas situadas en el Área Tegmental Ventral (Estructura del Tronco Cerebral) hasta estructuras del Sistema Límbico (sistema instintivo y emocional del cerebro) como el núcleo accumbens, la amígdala, el área septal lateral, el núcleo olfatorio anterior, el tubérculo olfatorio y el neocórtex mediante las proyecciones que tiene el ATV sobre estas estructuras. Participa en experiencias naturalmente recompensantes tales como la alimentación, el sexo, algunas drogas, y los estímulos neutrales que se pueden asociar con estos.
En la actualidad se considera que podrían existir un conjunto de conductas adictivas originadas por causas similares que se transformarían en adicción a sustancias tóxicas o en conductas adictivas comportamentales en función de las características individuales y/o condicionantes ambientales de cada persona. Estas conductas adictivas que no consisten en el consumo de sustancias podrían ser la ludopatía, las compras compulsivas, el sexo compulsivo, la adicción a las nuevas tecnologías o videojuegos, el ejercicio físico extenuante, la búsqueda patológica de sensaciones extremas, etc.; todas ellas se caracterizan por la necesidad imperiosa de ser repetidas, a pesar del evidente daño físico y psíquico que generan.
La dependencia en las conductas adictivas se genera por los fenómenos de la tolerancia (cada vez se necesita una mayor dosis de sustancia para generar los mismos efectos) y la abstinencia (efectos desagradables que se producen al interrumpir el consumo de una sustancia adictiva, pueden físicos y/o psicológicos).
Es interesante este vídeo del programa Redes para ver cómo actúan las drogas en el cerebro:
Después de esta introducción, vamos al tema principal que es:
¿Cómo podemos sentirnos bien sin tomar drogas o caer en conductas adictivas nocivas?
Tenemos que ser conscientes de que podemos generar neurotransmisores y hormonas del bienestar (endorfinas, dopamina y serotonina, principalmente) de forma natural y no perjudicial por ejemplo trabajando aspectos como la Inteligencia Emocional (controlar nuestras emociones, comunicarnos mejor con los demás, potenciar nuestras cualidades positivas, orientarnos a nuestros objetivos, etc.), practicando Técnicas de Relajación, realizando ejercicio físico moderado, cuidar nuestra nutrición, practicar la meditación, hacer cosas nuevas, la risa, la música, el contacto con la naturaleza, etc.
En este interesante vídeo de la Mirada de Elsa (Redes) podemos ver formas de activar naturalmente nuestras emociones positivas:
Todas las sustancias adictivas tienen en común su capacidad de provocar un aumento de los niveles de dopamina sobretodo en una estructura cerebral denominada núcleo accumbens, ya sea de manera directa (cocaina, anfetamina) o indirecta (opiáceos,cannabis, alcohol, nicotina). El sistema dopaminérgico de la recompensa está constituido por vías cuyo neurotransmisor es la dopamina y se libera desde neuronas situadas en el Área Tegmental Ventral (Estructura del Tronco Cerebral) hasta estructuras del Sistema Límbico (sistema instintivo y emocional del cerebro) como el núcleo accumbens, la amígdala, el área septal lateral, el núcleo olfatorio anterior, el tubérculo olfatorio y el neocórtex mediante las proyecciones que tiene el ATV sobre estas estructuras. Participa en experiencias naturalmente recompensantes tales como la alimentación, el sexo, algunas drogas, y los estímulos neutrales que se pueden asociar con estos.
En la actualidad se considera que podrían existir un conjunto de conductas adictivas originadas por causas similares que se transformarían en adicción a sustancias tóxicas o en conductas adictivas comportamentales en función de las características individuales y/o condicionantes ambientales de cada persona. Estas conductas adictivas que no consisten en el consumo de sustancias podrían ser la ludopatía, las compras compulsivas, el sexo compulsivo, la adicción a las nuevas tecnologías o videojuegos, el ejercicio físico extenuante, la búsqueda patológica de sensaciones extremas, etc.; todas ellas se caracterizan por la necesidad imperiosa de ser repetidas, a pesar del evidente daño físico y psíquico que generan.
La dependencia en las conductas adictivas se genera por los fenómenos de la tolerancia (cada vez se necesita una mayor dosis de sustancia para generar los mismos efectos) y la abstinencia (efectos desagradables que se producen al interrumpir el consumo de una sustancia adictiva, pueden físicos y/o psicológicos).
Es interesante este vídeo del programa Redes para ver cómo actúan las drogas en el cerebro:
Después de esta introducción, vamos al tema principal que es:
¿Cómo podemos sentirnos bien sin tomar drogas o caer en conductas adictivas nocivas?
Tenemos que ser conscientes de que podemos generar neurotransmisores y hormonas del bienestar (endorfinas, dopamina y serotonina, principalmente) de forma natural y no perjudicial por ejemplo trabajando aspectos como la Inteligencia Emocional (controlar nuestras emociones, comunicarnos mejor con los demás, potenciar nuestras cualidades positivas, orientarnos a nuestros objetivos, etc.), practicando Técnicas de Relajación, realizando ejercicio físico moderado, cuidar nuestra nutrición, practicar la meditación, hacer cosas nuevas, la risa, la música, el contacto con la naturaleza, etc.
En este interesante vídeo de la Mirada de Elsa (Redes) podemos ver formas de activar naturalmente nuestras emociones positivas:
Aplicar todo esto puede requerir un gran esfuerzo pero seguro que vale la pena sobretodo a medio y largo plazo, aunque los efectos beneficiosos de liberarnos de las adicciones empiezan desde el primer momento a pesar de que no somos conscientes de ello y sí de los posibles efectos desagradables derivados de la dependencia y su consiguiente síndrome de abstinencia psicológico y/o fisiológico.
Hace unos días escribí esta reflexión en nuestra página de facebook que tiene mucho que ver con el tema tratado hoy:
¿Hay alguna adicción que no termine por destruir nuestra esencia, teniendo en cuenta que cualquier adicción tanto física como psicológica nos resta libertad para pensar, sentir y actuar? La adicción es todo estado de dependencia fisiológica y / o psicológica a una sustancia o a una práctica, más allá del control voluntario. Por lo tanto, la forma de superarla es, en primer lugar, hacerla consciente y, en segundo lugar, aplicar la fuerza de voluntad. La voluntad nace de la motivación para conseguir los objetivos que nos proponemos. Cuando una persona dice que no tiene voluntad para dejar fumar, por ejemplo, lo que debería decir es que no tiene suficiente motivación para estar sano o para vivir bien. O no tener la voluntad de dejar una relación que nos perjudica puede verse como una falta de motivación para estar bien con nosotros mismos. Tener una buena autoestima sería, en definitiva, la fuerza que necesitamos para abandonar las conductas autodestructivas y poner en marcha conductas destinadas a conseguir nuestros objetivos, unos objetivos con los que creemos que viviremos mejor y con los que nos sentiremos realizados como personas humanas.
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